Enrique Lizalde fue una de las figuras más representativas de la televisión y el cine mexicano, admirado por su porte elegante, su voz profunda y su talento interpretativo que marcó toda una época.
Desde sus primeros años en la actuación, logró destacarse por papeles protagónicos en novelas clásicas que lo llevaron a ganarse el cariño del público latinoamericano, incluido el colombiano.
Pero más allá de las luces y los aplausos, la vida de Lizalde también estuvo marcada por momentos oscuros, especialmente en el terreno sentimental.
Uno de los episodios más intensos y trágicos fue su relación con la reconocida actriz Alma Muriel, una mujer igualmente talentosa pero con un carácter fuerte y apasionado.
Ellos se conocieron durante las grabaciones de una telenovela y, según personas cercanas, desde el primer instante hubo una conexión poderosa entre ellos.
El problema fue que Enrique estaba casado en ese momento, lo que convirtió la relación en algo clandestino, lleno de tensión y culpa.
A pesar de las dificultades, el amor entre ellos fue creciendo, y se volvieron inseparables tanto dentro como fuera del set.
Sin embargo, esa misma intensidad que los unía también fue la que los llevó a vivir constantes discusiones, celos y escenas que afectaron su estabilidad emocional.
En una ocasión, luego de una pelea muy fuerte, Alma Muriel cayó en una profunda depresión que la llevó a tomar una decisión desesperada.
Intentó quitarse la vida en su departamento, según se rumora, tras enviarle a Enrique una carta llena de dolor y reproches.
Por fortuna, fue encontrada a tiempo por una amiga cercana que alertó a los servicios de emergencia.
Fue hospitalizada y luego internada en un centro de atención psicológica, donde permaneció por varios meses en recuperación.
Este evento sacudió profundamente a Enrique Lizalde, quien se alejó del mundo del espectáculo por un tiempo y se refugió en la discreción.
Aunque él nunca habló públicamente sobre lo sucedido, fuentes del medio aseguraban que aquella experiencia lo marcó para siempre.
Con el paso de los años, Enrique decidió rehacer su vida junto a Tita Grieg, con quien compartió sus últimos años en una relación estable y reservada.
Sin embargo, el recuerdo de Alma y de todo lo vivido con ella siguió pesando en su memoria como una herida que nunca terminó de sanar.
Enrique Lizalde falleció el 3 de junio del 2013 a causa de complicaciones hepáticas derivadas de un cáncer de hígado que lo venía afectando desde tiempo atrás.
Murió rodeado de sus seres queridos, dejando atrás una carrera brillante, pero también una historia de amor intensa y trágica que pocos conocen en profundidad.
Su muerte fue lamentada por miles de fanáticos y por compañeros del medio que lo recordaban como un actor íntegro, disciplinado y muy querido.
Hoy en día, su legado artístico sigue vivo, pero su vida personal continúa siendo objeto de curiosidad, especialmente por ese capítulo sentimental con Alma Muriel que marcó un antes y un después en su existencia.