Nelson Ned, quien alguna vez fue uno de los ídolos musicales más queridos de América Latina, terminó sus días en completa soledad.
Después de amasar una fortuna de más de 20 millones de dólares y cautivar a millones con su potente voz, pasó sus últimos años en un asilo de ancianos.
Luchando contra la diabetes, la hipertensión y el Alzheimer, fue cuidado por su hermana durante varios meses antes de mudarse a la residencia São Camilo en Brasil en 2013.
Esa Navidad, su salud se deterioró rápidamente, lo que llevó a su hospitalización en el Hospital Regional de Cotia en São Paulo.
Sufriendo una infección respiratoria aguda, neumonía y problemas en la vejiga, pasó sus últimos días aislado de sus amigos y abandonado por su esposa e hijos debido a sus antiguas adicciones.
A pesar de los esfuerzos médicos, no respondió al tratamiento y falleció el 5 de enero de 2014, a los 64 años.
Su cuerpo fue cremado y sus cenizas enviadas al Cemitério da Paz en São Paulo.
Nacido en 1947 en Brasil, Nelson Ned fue el único de sus seis hermanos diagnosticado con displasia espondiloepifisaria, una forma de enanismo.
Con solo 1.12 metros de altura, sufrió acoso y discriminación desde temprana edad, incluso por parte de sus propias hermanas, quienes pidieron a su madre que lo sacara de la escuela.
A pesar de ello, su madre lo educó en casa, enseñándole a leer, escribir, tocar la guitarra y modular su voz.
A los cinco años ya mostraba su talento, debutando en un programa de radio.
Para ayudar económicamente a su familia, comenzó a trabajar a los diez años en una fábrica de chocolates, prestando su voz para anuncios publicitarios.
A los catorce años hizo su primera aparición en televisión, y a los dieciséis ya tenía su propio programa, *Gente, el tamaño no importa*.
Su carrera despegó oficialmente cuando firmó con PolyGram, aunque sus primeras grabaciones fueron un fracaso, obligándolo a cantar en clubes nocturnos durante años.
Su gran oportunidad llegó cuando conoció a su mánager, Genival Melo, quien lo ayudó a convertirse en uno de los cantantes románticos más reconocidos de América Latina.
Durante las décadas de los 60 y 70, realizó giras por Argentina, México, Colombia y Cuba, atrayendo multitudes con su música romántica.
En 1972, se convirtió en el primer artista latinoamericano en vender más de un millón de discos en Estados Unidos con *Happy Birthday My Darling*.
Ese mismo año, se casó con la actriz Marli, con quien tuvo tres hijos—Nelson Jr., Mona Lisa y Ana Verônica—todos con su misma condición.
Convencido de que era una maldición, decidió someterse a una vasectomía para no tener más hijos.
A pesar de su éxito, su vida personal se sumió en el caos.
Fue arrestado en Venezuela, confundido con un traficante de drogas, y más tarde quedó envuelto en escándalos de adicción.
Su alcoholismo y drogadicción destruyeron su matrimonio en 1977, y él mismo confesó en su autobiografía que consumía dos botellas de whisky diarias y hasta siete gramos de cocaína a la semana.
Afirmó que en Estados Unidos descubrió que no solo podía comprar amigos con cocaína, sino también pagar por mujeres dispuestas a cumplir sus deseos más oscuros.
Su segundo matrimonio con Maria Aparecida también fue tormentoso, terminando en un incidente impactante cuando un arma cayó de su bolsillo, disparándose accidentalmente y hiriendo a su esposa.
Aunque ella sobrevivió, surgieron rumores de abuso doméstico, lo que la llevó a alejarse definitivamente.
Sus hijos también rompieron lazos con él, considerándolo un caso perdido, dejándolo vivir solo con sus empleados y perros.
Sumido en la depresión, contempló tres opciones: ser internado en un hospital psiquiátrico, terminar en prisión o quitarse la vida.
En 1993, eligió otro camino y se convirtió al cristianismo evangélico.
Declaró que necesitaba un “trasplante espiritual de corazón”, renunciando a su pasado y dedicando su música a la fe.
Aunque aseguraba no ser religioso, se involucró activamente en el ministerio cristiano, incluso visitando a la cantante Gloria Trevi en prisión para predicarle el evangelio.
Sus declaraciones sobre la fe y la moral generaron polémica, especialmente sus opiniones sobre el adulterio y los rumores de sus relaciones con hombres, incluyendo un supuesto romance con Juan Gabriel.
Intentó relanzar su carrera con música cristiana, lanzando *Jesús Resucitó* en 2004, pero su salud siguió deteriorándose.
Un derrame cerebral en 2003 lo dejó parcialmente paralizado y ciego de un ojo, confinándolo a una silla de ruedas.
En 2006, tuvo un breve regreso como mentor en el reality show mexicano *Cantando por un Sueño*, pero renunció tras dos episodios por desacuerdos con los jueces.
Sus últimos años estuvieron marcados por la enfermedad y el aislamiento.
En 2013, ingresó a un asilo, donde pasó la Navidad antes de ser hospitalizado con neumonía grave.
A pesar de los esfuerzos médicos, falleció en enero de 2014, debilitado por años de excesos y abandono.
Sus hijos, quienes habían cortado contacto con él por más de dos décadas, no hicieron declaraciones públicas tras su muerte.
No hubo homenajes, ni multitudes llorando su partida, ni despedidas emotivas.
Solo unos minutos en televisión recordaron a *El Pequeño Gigante de la Canción* antes de que su nombre cayera en el olvido.
