Este es el caso de Rick Astley, quien grabó algunas de las canciones más icónicas de los 80, pero también fue objeto de burlas e incluso se convirtió en uno de los primeros memes de internet.

Su historia es más compleja de lo que parece y está llena de momentos difíciles, desde una infancia turbulenta hasta una sorprendente reivindicación décadas después.

Rick Astley nació el 6 de febrero de 1966 en Newton, Lancashire, Inglaterra.

Creció en un hogar marcado por la violencia familiar.

Su padre, un hombre de carácter impredecible, tenía estallidos de furia que hacían de la vida en casa un infierno.

Su madre, sumida en la depresión tras la muerte de uno de sus hijos, se volvió distante.

La infancia de Rick estuvo llena de inseguridades y miedo.

A los 17 años, vivió un episodio traumático cuando su padre lo atacó violentamente y su hermano mayor, armado con un cuchillo, tuvo que intervenir.

Ese fue el punto de quiebre que llevó a Rick a alejarse definitivamente de su progenitor.

Desde joven, encontró en la música una vía de escape.

Formó parte de varias bandas locales hasta que en 1985, a los 19 años, su talento llamó la atención de un ejecutivo discográfico.

Aunque al principio dudó en aceptar un contrato en solitario por lealtad a sus amigos, terminó cediendo y firmó con la compañía Stock Aitken Waterman.

Esta empresa tenía la reputación de producir música comercial sin profundidad artística, lo que contribuyó a que Rick fuera visto como un artista plástico.

En 1987, lanzó su sencillo **”Never Gonna Give You Up”**, que lo catapultó al estrellato mundial.

La canción alcanzó el número uno en 25 países y su álbum debut **”Whenever You Need Somebody”** fue un éxito rotundo.

Sin embargo, la imagen de Rick generó escepticismo.

Su voz grave y potente contrastaba con su apariencia juvenil y, para muchos, no parecía encajar.

Algunos creyeron que era afrodescendiente al escuchar su música en la radio y al descubrir que era un joven blanco, lo ridiculizaron.

Este contraste, sumado a su asociación con una compañía de dudosa credibilidad artística, hizo que pronto se convirtiera en objeto de burlas.

El éxito de su primer álbum le permitió estabilizarse económicamente y ayudar a su familia.

En 1988, lanzó su segundo disco **”Hold Me In Your Arms”**, donde comenzó a demostrar su faceta de compositor.

La canción **”She Wants to Dance with Me”**, escrita por él, tuvo una gran acogida, al igual que **”Take Me to Your Heart”**.

Sin embargo, la presión de la fama y la percepción de que era un producto prefabricado lo afectaron.

A pesar de haber vendido millones de discos, sentía que la industria y el público no lo tomaban en serio.

Para su tercer álbum, **”Free”** (1991), decidió romper con sus antiguos productores para tener mayor control sobre su música.

No obstante, su falta de experiencia en producción y la crisis en su discográfica provocaron que el disco pasara desapercibido.

Su sencillo **”Cry for Help”** tuvo cierto éxito, pero la promoción del álbum fue mínima.

En 1992, con solo 26 años, decidió retirarse de la música.

Se mudó con su esposa Lene Bausager, con quien había iniciado una relación poco antes, y se enfocó en su familia.

Unos años después, en 1993, volvió brevemente para grabar el álbum **”Body & Soul”**, pero la falta de promoción hizo que fracasara comercialmente.

Desmotivado, abandonó la música nuevamente y pasó casi una década en el anonimato.

Entre 2001 y 2005, lanzó un par de discos que pasaron desapercibidos, convencido de que su carrera estaba terminada.

Sin embargo, en 2007 ocurrió algo inesperado.

Un fenómeno de internet llamado **”Rickrolling”** revivió su imagen.

Un video de **”Never Gonna Give You Up”** comenzó a ser usado como una broma en la que las personas eran redirigidas al videoclip cuando esperaban ver otro contenido.

Lo que empezó como un chiste se volvió viral.

Para 2008, se estimaba que más de 18 millones de personas habían sido “rickrolleadas”.

Aunque al principio lo tomó con incredulidad, pronto entendió que el fenómeno lo estaba introduciendo a una nueva generación.

Lejos de molestarse, aprovechó la oportunidad.

Comenzó a aparecer en programas de televisión y en conciertos nostálgicos.

Con el tiempo, se dio cuenta de que sus canciones, que habían sido consideradas desechables en los 80, significaban mucho para quienes crecieron con ellas.

En 2016, lanzó el álbum **”50″**, en el que escribió todas las canciones y tocó todos los instrumentos.

Contra todo pronóstico, fue un éxito y llegó al número uno en el Reino Unido.

En 2018 y 2023, lanzó nuevos discos que fueron bien recibidos.

Además, se convirtió en locutor de radio y participó en espectáculos que reviven la música ochentera.

Hoy, a sus 59 años, sigue activo, casado con Lene y con una hija adulta.

Su legado, que alguna vez fue objeto de burla, se ha transformado en un símbolo de la cultura pop.

Rick Astley es la prueba de que el tiempo pone todo en su lugar.

De ser visto como un artista pasajero a convertirse en un ícono atemporal, su historia es un testimonio de resiliencia y reinvención.