La lujosa vida de Diogo Jota y su hermano antes del trágico final: ¿qué se esconde tras la fortuna?
Diogo José Teixeira da Silva, conocido mundialmente como Diogo Jota, no solo fue un delantero veloz y letal en el campo, sino también una verdadera máquina de generar ingresos.
Su patrimonio neto superaba los 40 millones de dólares, una cifra que incluso ha seguido creciendo después de su muerte.
Su sueldo en el Liverpool era impresionante: alrededor de 140 mil libras esterlinas por semana, lo que se traduce en más de 7 millones de libras al año, sin contar las bonificaciones por rendimiento y títulos ganados.
En la temporada 2024-2025, tras levantar la Premier League, recibió un bono extra estimado en casi un millón de libras, aunque se mantuvo en secreto.
Pero la fortuna de Diogo no provenía solo de su talento en el campo.
Cada gol, cada contrato publicitario y hasta sus transmisiones en Twitch contribuían a engrosar su cuenta bancaria.
Era un gamer apasionado que fundó su propio equipo de esports y tenía acuerdos con marcas relacionadas con el mundo del gaming, lo que le generaba ingresos adicionales y una imagen cercana a sus fans.
En cuanto a su estilo de vida, Diogo combinaba lujo y sencillez.
Poseía una colección de autos exclusivos que incluía un Porsche 911 Turbo S, un Range Rover Sport y motocicletas de edición limitada.
El Lamborghini Huracán que conducía en su último viaje no era suyo, sino un vehículo alquilado para disfrutar de una experiencia de alta velocidad durante sus vacaciones.
Su hogar principal estaba en Portugal, una villa valorada en más de 3 millones de dólares con piscina climatizada, gimnasio privado, cine en casa y una habitación gamer donde pasaba tiempo con sus hijos.
Durante la temporada, residía en Liverpool en una moderna townhouse valorada en casi un millón de libras, un espacio elegante pero sin excesos ostentosos.
Además de su vida de lujo, Diogo era un hombre de familia.
Se casó con Rute Cardoso, su amor de la infancia, con quien tuvo tres hijos pequeños.
Su relación comenzó en la escuela a los 13 años y se consolidó con el tiempo, resistiendo la fama y la distancia.
La boda, celebrada en junio de 2025, fue una ceremonia íntima y emotiva, sin lujos ni cámaras, solo rodeados por familiares y amigos cercanos.
Diogo siempre expresó que el dinero era solo un medio para proteger a su familia y brindarles felicidad.
“El dinero solo me sirve para ver sonreír a los míos”, solía decir.
Su sueño era retirarse joven para dedicarse por completo a ser el mejor padre posible y ayudar a niños sin recursos a través de una fundación que planeaba abrir en Porto.
Sin embargo, sus planes se truncaron abruptamente el 3 de julio de 2025.
Tras una cirugía menor de pulmón, decidió evitar vuelos largos y optó por viajar por carretera desde Liverpool a Portugal.
Para añadir emoción al viaje, alquiló el Lamborghini Huracán, un capricho que terminó siendo fatal.
En la madrugada, cerca de Cernadilla, el neumático trasero derecho explotó, provocando que el auto chocara contra un talud y se incendiara en segundos.
Diogo y su hermano Andrés Silva perdieron la vida en el accidente, dejando un vacío imposible de llenar.
La noticia conmocionó al mundo del fútbol.
El Liverpool emitió un comunicado oficial y anunció que pagaría íntegramente los dos años restantes de contrato de Diogo, unos 14 millones de libras, a su esposa Rute y sus hijos, un gesto que emocionó a fans y colegas por igual.
El legado de Diogo Jota no solo se mide en cifras millonarias o propiedades, sino en el impacto humano que dejó.
Compañeros de equipo lo recordaron como un hombre generoso, que invitaba pizzas tras partidos difíciles, regalaba botas a niños y apoyaba a amigos en momentos complicados.
En los días posteriores a su muerte, en Anfield y en diversas canchas donde jugó, se organizaron homenajes emotivos.
El Liverpool retiró para siempre el dorsal 20 que Diogo vistió durante cuatro años, un gesto que simbolizó su importancia y su huella imborrable.
Mientras Rute enfrenta la difícil tarea de criar a sus tres hijos sin su esposo, la comunidad futbolística y la sociedad en general recuerdan a Diogo no solo como un atleta talentoso, sino como un hombre sencillo, un esposo fiel y un padre dedicado.
Su historia demuestra que, aunque el dinero puede comprar lujos y comodidades, la verdadera riqueza está en las relaciones, en los momentos compartidos y en el legado que se deja en el corazón de quienes te aman.
Diogo Jota se fue demasiado pronto, pero su vida y sus sueños siguen vivos en cada niño que juega al fútbol, en cada gamer que lo recuerda en Twitch y en cada cántico de “You’ll Never Walk Alone” que resuena en Liverpool.
Su último gol no fue en una portería, sino en el corazón de millones que lo lloran y celebran su historia.
Un legado imposible de quemar, más allá de cualquier fortuna material.