💔 “Fui una víctima más”: Gloria Trevi revela el infierno que vivió con Sergio Andrade
Gloria Trevi, la llamada “Madonna mexicana”, lleva más de tres décadas brillando entre luces, polémicas y escenarios.
Pero también ha vivido lo impensable.
Lo que hasta hace poco era solo una sospecha, ahora se ha convertido en una confirmación directa: a los 57 años, la cantante reveló públicamente que Sergio Andrade, su antiguo productor y figura central del
escándalo que sacudió América Latina en los años 90, también abusó de ella.
Durante mucho tiempo se habló del clan Trevi-Andrade como una maquinaria oscura de control, manipulación y explotación de menores.
Mientras que Gloria fue encarcelada durante más de cuatro años, muchos se dividieron entre verla como cómplice o víctima.
Sin embargo, con esta nueva declaración, la historia da un giro inesperado.
En una reciente entrevista, Gloria dejó atrás las evasivas y dijo lo que por años fue una herida silenciada: “Yo también fui víctima.
Él me hizo cosas que nadie merece vivir.
No fue amor, fue control, fue abuso.
” La frase cayó como una bomba en los medios, porque por primera vez, no habló como artista, sino como mujer rota que sobrevivió a un depredador disfrazado de mentor.
El vínculo entre Trevi y Andrade se remonta a finales de los 80, cuando Gloria apenas tenía 15 años.
Sergio, con fama de cazatalentos, la moldeó, la lanzó al estrellato y la convirtió en una figura provocadora y transgresora.
Pero detrás del brillo, se escondía un infierno.
“Me aisló de mi familia, me hizo creer que sin él no valía nada.
Me lavó el cerebro y luego me destruyó el alma”, declaró la artista con voz entrecortada.
Durante el auge de su carrera, Gloria se convirtió también en una especie de anzuelo para atraer a otras chicas jóvenes, muchas de las cuales acabarían siendo víctimas del mismo sistema.
Aunque siempre defendió su inocencia, hubo momentos en que la línea entre víctima y cómplice se volvió difusa.
Pero con esta declaración, la narrativa cambia drásticamente.
“Yo estaba dentro de una secta disfrazada de carrera artística”, explicó.
Trevi recuerda momentos oscuros en los que Andrade usaba su poder para someter no solo a ella, sino a todo un grupo de adolescentes.
Las reglas eran claras: obediencia absoluta, aislamiento total y castigos psicológicos disfrazados de disciplina profesional.
“No tenías derecho a decir no.
Si te rebelabas, eras castigada.
Y yo… yo también fui una de esas niñas, pero nadie lo vio porque yo ya era famosa”, confesó.
Uno de los momentos más impactantes fue cuando relató cómo Sergio la obligó a continuar trabajando, cantando y actuando incluso después de sufrir una pérdida personal devastadora: la muerte de su primera
hija Ana Dalay.
“No me dejaron llorar.
No me dejaron parar.
Todo era por el proyecto, por la imagen.
Me hicieron creer que el dolor era debilidad, que no merecía detenerme ni un segundo.
” Sus palabras estremecen porque revelan un nivel de deshumanización atroz, escondido detrás del telón.
Hoy, con casi seis décadas de vida, Gloria dice que ya no tiene miedo.
Afirma que no busca venganza, pero sí verdad y justicia.
Por eso está dispuesta a contar lo que vio, lo que vivió y lo que le hicieron.
“No quiero que nadie más pase por lo que pasé.
Me costó años entender que lo que viví no fue amor, fue abuso”, enfatizó.
Este testimonio no solo remueve el pasado, también plantea preguntas incómodas sobre cómo la industria musical encubrió durante años a un personaje tan oscuro como Sergio Andrade.
¿Cuántos sabían lo que ocurría? ¿Por qué nadie actuó antes? Gloria asegura que muchos lo sabían, pero prefirieron mirar a otro lado porque él generaba dinero, éxito y fama.
Aun así, esta confesión también ha levantado críticas.
Hay quienes la acusan de querer limpiar su imagen o de utilizar el discurso de víctima para salvar su carrera.
Ella responde con firmeza: “No le debo explicaciones a quienes nunca vivieron lo que yo viví.
Pero sí le debo la verdad a todas las niñas que me veían como un ejemplo y que tal vez se callaron porque yo me callé.”
Desde que salió de prisión, Trevi ha tratado de reconstruir su vida.
Ha lanzado nuevos discos, ha protagonizado su propia bioserie y ha sido invitada a programas de alto perfil.
Pero siempre quedaba un vacío, una parte de su historia que no había sido contada… hasta ahora.
Lo más perturbador es que su caso no es el único.
Sergio Andrade fue acusado de haber abusado de al menos una decena de menores, muchas de ellas convencidas por promesas de fama y reconocimiento.
Fue condenado, pero salió de prisión tras cumplir su condena y desde entonces vive lejos del foco público.
Gloria, por su parte, tuvo que reconstruirse desde las cenizas y, aunque su carrera resurgió, su alma todavía carga con cicatrices invisibles.
Su declaración marca un antes y un después.
Porque cuando una figura como Gloria Trevi decide hablar, miles de otras voces se sienten validadas.
Es el efecto dominó que podría abrir la puerta a nuevas denuncias, investigaciones y quizá —por fin— justicia.
En un país donde el abuso suele quedar impune, su testimonio puede ser más que una noticia: puede ser una revolución silenciosa.
Una que empieza con una frase, con una verdad incómoda, pero necesaria: “Sergio Andrade también me abusó.
Yo también fui una niña rota.”
El silencio se rompió.
Ahora, el mundo escucha.