“La Revelación Impactante del Mánager de Rubby Pérez: Secretos Oscuros y la Tragedia del Merengue”
La música tropical se encuentra en un estado de conmoción tras la dolorosa partida de Rubby Pérez, una figura esencial que dejó una huella imborrable en varias generaciones.
A medida que el luto se apodera de sus seguidores, su mánager, Fernando Soto, ha decidido romper el silencio en una entrevista exclusiva, revelando verdades que hasta ahora habían permanecido ocultas.
Sus palabras no solo han estremecido a quienes admiraban a Rubby, sino también a todo el entorno artístico que lo rodeaba.
¿Qué secretos se esconden detrás de la vida de este emblemático intérprete?
¿Por qué ha decidido hablar justo ahora, cuando muchos parecían haber aceptado lo ocurrido?
La noche del 8 de abril de 2025, todo comenzó como cualquier otra velada llena de entusiasmo y buena energía.
Rubby se presentaba en la discoteca Jetset, uno de los recintos más emblemáticos de Santo Domingo, conocido por ser el punto de encuentro de los amantes del merengue.
El lugar estaba completamente repleto, con cerca de mil personas ansiosas por ver a su ídolo en acción.
El ambiente era festivo, con familias, jóvenes y parejas entonando juntos las canciones que habían marcado sus vidas.
Rubby, con su energía característica, entregaba todo en el escenario, y su potente voz vibraba en cada rincón del lugar.
Sin embargo, lo que comenzó como una noche inolvidable se transformó rápidamente en una pesadilla.
Eran aproximadamente las 3:30 de la madrugada, y Rubby alcanzaba el clímax de su actuación con la emotiva interpretación de “Volveré”.
De repente, un sonido estridente interrumpió la música, y el caos se desató.
El techo del local comenzó a desmoronarse sin previo aviso, y el pánico se apoderó de los asistentes.
María Fernández, una sobreviviente, recuerda que primero escuchó un crujido seco, como si algo se quebrara desde dentro, seguido por los fragmentos del techo cayendo sobre la multitud.
La visibilidad se tornó casi nula debido al polvo, y las personas corrían en todas direcciones, buscando una salida.
Fernando Soto, quien estaba a cargo de la logística tras bambalinas, describió el momento como un descenso directo al infierno.
El escenario, que minutos antes era un lugar de alegría, se convirtió en una trampa mortal, con cuerpos atrapados y gritos de auxilio resonando en el aire.
Las luces de emergencia apenas iluminaban la escena, complicando aún más las labores de rescate.
Mientras el caos reinaba, la incertidumbre sobre el paradero de Rubby crecía.
Algunos afirmaban haberlo visto evacuar por una salida lateral, mientras que otros insistían en que estaba en el centro del escenario cuando ocurrió el colapso.
La confusión y la desesperación se apoderaron de todos, y la pregunta que todos se hacían era: ¿Cómo podía haber sucedido esto?
Fernando Soto, más que un mánager, era un amigo cercano de Rubby, y sería clave para desvelar lo que realmente ocurrió esa noche.
Dos días después de la tragedia, Fernando decidió hablar públicamente, revelando detalles que pocos conocían.
Con ojeras profundas y visiblemente afectado, comenzó su relato diciendo que Rubby no debía haber estado en el escenario.
Sufría una lesión en la pierna, consecuencia de un accidente en su hogar, y los médicos le habían recomendado reposo absoluto.
Sin embargo, Rubby, con su determinación y amor por su público, decidió actuar.
“Me miró y me dijo: ‘Fernando, esas personas compraron boletos para verme. No voy a defraudar a nadie por un dolorcito'”, relató Soto, incapaz de contener las lágrimas.
Durante la entrevista, el peso de los recuerdos parecía aplastarlo, y la carga emocional era evidente en su voz.
Cuando se le preguntó sobre los momentos posteriores al colapso, Fernando describió escenas de horror que quedarán grabadas en su memoria para siempre.
La confusión reinaba en las primeras horas tras el desastre, con información contradictoria sobre el paradero y estado de salud de Rubby.
Alguien afirmó haberlo visto en el hospital, mientras otros juraban que había escapado antes del colapso.
La verdad solo salió a la luz al día siguiente, cuando Fernando fue llamado para identificar el cuerpo de Rubby en el Instituto Nacional de Patología Forense.
“Identificarlo en esa camilla fría fue como perder una parte de mí”, confesó Soto, recordando la profunda conexión que compartían.
La noticia de su muerte impactó al país, y las redes sociales se inundaron de mensajes de condolencias.
Mientras tanto, surgieron rumores sobre la voz que los rescatistas afirmaban haber escuchado cantando entre los escombros.
Los relatos de testigos comenzaron a circular, generando confusión y esperanza al mismo tiempo.
Juan Méndez, un asistente al concierto, afirmó haber visto a Rubby consciente y sonriendo a los rescatistas, pero más tarde se demostró que esa información era incorrecta.
Los rescatistas confirmaron que escucharon una voz familiar cantando suavemente bajo los escombros, lo que llevó a un momento de esperanza colectiva.
Sin embargo, a las 5:47 de la mañana, el Ministerio de Salud confirmó que Rubby no había podido sobrevivir a las heridas sufridas.
Su cuerpo fue uno de los primeros en ser retirados de los escombros, y a pesar de los esfuerzos médicos, falleció a causa de un traumatismo cráneo-encefálico severo.
La noticia devastó a sus seguidores, quienes habían estado esperando un milagro.
La tragedia se transformó en un duelo nacional, y las autoridades comenzaron a investigar las causas del colapso.
Se reveló que la discoteca Jetset había sido notificada sobre problemas estructurales solo semanas antes del desastre.
Mientras tanto, Sulinka Pérez, la hija de Rubby, compartió su experiencia en el escenario durante el colapso.
Ella había estado cantando junto a su padre cuando escucharon el primer estruendo.
“Mi papá miró hacia arriba, y luego hacia mí, como si quisiera decirme algo”, recordó Sulinka, con lágrimas en los ojos.
El sacrificio de su esposo, Rafael Mendoza, quien se lanzó sobre ella para protegerla, salvó su vida, pero resultó en graves heridas para él.
La familia y la banda de Rubby, quienes lo habían acompañado durante años, se unieron en el dolor de la pérdida.
Cada uno de ellos llevaba consigo no solo las heridas físicas, sino también el peso emocional de la tragedia.
Las autoridades continuaron investigando las causas del colapso, mientras la comunidad artística se manifestaba en solidaridad.
El presidente Luis Abinader decretó tres días de duelo nacional, y el país se unió en un lamento colectivo.
Las emisoras comenzaron a emitir exclusivamente canciones de Rubby en homenaje al artista, mientras surgían altares improvisados en las calles.
La conmoción trascendió fronteras, y las manifestaciones de solidaridad llegaron desde toda América Latina.
Las familias de las víctimas y los sobrevivientes se unieron para enfrentar el dolor y buscar respuestas.
A medida que la nación intentaba procesar la pérdida de uno de sus más grandes íconos musicales, la historia de Rubby Pérez se convirtió en un recordatorio de la fragilidad de la vida y la importancia de valorar cada momento.
La música de Rubby, su legado y su espíritu seguirán resonando en los corazones de quienes lo amaron, mientras la República Dominicana enfrenta el desafío de sanar y recordar a su gran artista.
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