El Último Amor de Rubby Pérez: Una Historia de Pasiones, Música y Destino
Dicen que las mejores canciones no se escriben con papel y pluma, sino con el alma.
Rubby Pérez, el icónico cantante dominicano, sabía esto mejor que nadie.
Su vida fue una mezcla de triunfos, tragedias y amores que marcaron cada etapa de su existencia.
Desde su nacimiento en marzo de 1956, en Jaina, hasta su trágica muerte en abril de 2025, Rubby vivió intensamente, dejando una huella imborrable en el mundo de la música.
Desde pequeño, Rubby enfrentó desafíos que parecían insuperables.
A los diez días de nacido, una fiebre tifoidea casi le arrebata la vida.
Más tarde, un accidente a los 15 años truncó su sueño de convertirse en beisbolista, obligándolo a pasar meses en recuperación.
Sin embargo, estos obstáculos no lograron apagar su espíritu.
Su padre, un pastor evangélico, lo apoyó con oraciones y le inculcó una fe inquebrantable que lo acompañaría toda su vida.
La música llegó a su vida como un refugio y una pasión.
Desde sus primeros años en el coro de la iglesia hasta su éxito con la orquesta de Wilfrido Vargas, Rubby demostró un talento innato.
Canciones como “Volveré” y “El Africano” lo catapultaron a la fama, convirtiéndolo en una de las voces más reconocidas del merengue.
Pero detrás de su éxito musical, su vida personal estaba llena de historias de amor y desamor.
Inés Lizardo, su primera gran amor, fue una constante en su vida durante casi 40 años.
Se conocieron en la escuela primaria y formaron una familia con cuatro hijos.
Sin embargo, la relación no estuvo exenta de desafíos, incluyendo los amoríos de Rubby.
A pesar de todo, su amor perduró hasta que Inés falleció en 2022, dejando un vacío irreparable en su vida.
Pero Rubby no dejó que el dolor lo detuviera.
Continuó cantando y encontrando consuelo en su música.
Fue durante esta etapa que conoció a Lady Altagracia Rosario, una abogada y cónsul dominicana en Houston.
Su relación con Lady fue intensa y apasionada, al punto de que Rubby adelantó un concierto para poder verla.
Este amor, aunque breve, marcó profundamente sus últimos años.
El 7 de abril de 2025, Rubby subió al escenario de la discoteca Jets en Santo Domingo, como lo había hecho tantas veces antes.
Vestido con su característico traje de lino y gafas oscuras, cantó con la misma pasión que lo había definido durante toda su carrera.
Pero esa noche sería diferente.
En medio de su actuación, una tragedia inesperada terminó con su vida, dejando a sus fans y seres queridos en shock.
La noticia de su muerte resonó en todo el país y más allá.
Su velatorio fue un evento multitudinario, al que asistieron figuras prominentes como el presidente de la República Dominicana y el cantante Juan Luis Guerra.
Las calles se llenaron de seguidores que, con velas y flores, rindieron homenaje a un hombre que había tocado sus vidas con su música.
A pesar de su partida, el legado de Rubby Pérez sigue vivo.
Sus canciones continúan sonando en fiestas, radios y corazones, recordándonos la pasión y el talento de un hombre que vivió para la música.
Su historia es un recordatorio de que, incluso en medio de las adversidades, el amor y el arte pueden trascender el tiempo.
Rubby Pérez no solo fue un cantante; fue un símbolo de resiliencia y pasión.
Su vida, marcada por amores intensos, desafíos personales y un talento inigualable, es un testimonio de lo que significa vivir plenamente.
Aunque ya no está con nosotros, su música sigue siendo un faro de alegría y esperanza para quienes lo recuerdan.
Adiós, Rubby Pérez.
Tu voz y tu legado vivirán para siempre en los corazones de quienes tuvimos el privilegio de escucharte.
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