Adiós a Rubby Pérez: El Desgarrador Lamento de su Hija que Conmueve al Mundo
La música merengue ha perdido a uno de sus más grandes exponentes.
Rubby Pérez, el icónico merenguero nacido en Santo Domingo el 8 de abril de 1965, falleció recientemente, dejando un vacío irreparable en el corazón de su familia, amigos y seguidores.
Su partida no solo ha conmovido a la República Dominicana, sino también a la comunidad musical internacional, que llora la pérdida de un talento excepcional.
Rubby Pérez fue conocido por su inigualable voz y su carisma.
A lo largo de su carrera, que despegó en los años 80 con la orquesta de Wilfrido Vargas, Rubby se convirtió en un referente del merengue.
Con éxitos como “Volveré”, “Dame veneno” y “Sobreviviré”, su música resonó en las fiestas y celebraciones, convirtiéndolo en un ícono del género.
Sin embargo, su vida no estuvo exenta de desafíos.
A los 15 años, un accidente automovilístico le dejó una lesión permanente en una de sus piernas, lo que lo llevó a redirigir su pasión hacia la música.
La noticia de su fallecimiento llegó como un balde de agua fría.
Solo dos semanas antes, Rubby había estado celebrando los 15 años de su hija menor, Ana Beatriz, un evento que simbolizaba la alegría y el amor familiar que siempre caracterizó su vida.
Sin embargo, el destino tenía otros planes.
El trágico colapso del techo de la discoteca Jetset, donde se estaba presentando, se convirtió en un escenario de horror, dejando más de 113 personas fallecidas y cientos de heridos.
Rubby, en un acto heroico, fue encontrado bajo los escombros cantando para que lo localizaran, una imagen que se ha vuelto emblemática de su espíritu indomable.
El llanto desgarrador de su hija Sulin Pérez ha resonado en todos aquellos que han seguido la carrera de Rubby.
En medio de la tragedia, Sulin compartió cómo su padre había sido su apoyo incondicional, salvándole la vida al aconsejarle que se quedara en su micrófono en el escenario.
“Si no hubiera sido por él, no estaría aquí”, expresó entre lágrimas, recordando la última conversación que tuvo con su padre.
Su dolor es el de muchas familias que, al igual que ella, han perdido a seres queridos en este trágico evento.
Los tributos a Rubby Pérez han sido innumerables.
Artistas de la talla de Daddy Yankee y Natti Natasha han expresado su apoyo y condolencias a la familia.
Wilfrido Vargas, su antiguo compañero, lo recordó como “el mejor cantante que ha dejado el género”.
Las palabras de Eddie Herrera también resonaron con fuerza, quien, visiblemente afectado, compartió su incredulidad ante la pérdida de un amigo y colega con quien había compartido más de tres décadas de complicidad y cariño.
La vida de Rubby no solo se caracterizó por su éxito en la música, sino también por su generosidad y deseo de ayudar a los demás.
En 2005, junto a su hermano, salvó la vida de una persona en un accidente automovilístico, un acto que refleja su carácter altruista.
Su legado va más allá de sus canciones; es un testimonio de la bondad y el amor que compartió con quienes lo rodeaban.
En los últimos años, Rubby enfrentó el dolor de perder a su esposa, Inés Lizardo, quien falleció tras una larga batalla contra el cáncer.
La fortaleza que mostró en esos momentos difíciles es un reflejo de su carácter.
A pesar de las adversidades, siempre mantuvo una sonrisa y un corazón dispuesto a ayudar a los demás.
Su familia era su mayor tesoro, y su amor por sus hijas fue evidente en cada una de sus acciones.
La música de Rubby Pérez seguirá viva en el corazón de quienes lo conocieron y lo amaron.
Su voz, un regalo de Dios, como él mismo solía decir, resonará eternamente en las fiestas y celebraciones de la República Dominicana y más allá.
Las enseñanzas y recuerdos que dejó en su familia son un legado invaluable que perdurará en el tiempo.
A medida que el mundo se despide de Rubby Pérez, su hija Sulin y sus seres queridos encuentran consuelo en los recuerdos compartidos.
Aunque la tristeza es profunda, el amor que Rubby sembró en sus vidas es un faro de esperanza.
“Siempre serás mi estrella”, dijo Sulin, recordando las palabras de su padre.
La conexión que compartieron es un testimonio del poder del amor familiar, un vínculo que trasciende incluso la muerte.
La tragedia en la discoteca Jetset ha dejado una herida profunda en la comunidad dominicana.
Sin embargo, el legado de Rubby Pérez es un recordatorio de la resiliencia y la unidad que pueden surgir incluso en los momentos más oscuros.
Su música, su risa y su amor vivirán para siempre en el corazón de quienes lo conocieron y lo admiraron.
En conclusión, la vida de Rubby Pérez es un homenaje a la pasión, la familia y la música.
Su partida ha dejado un vacío, pero su legado sigue vivo.
La historia de su vida es un recordatorio de la fragilidad de la existencia y la importancia de valorar cada momento con nuestros seres queridos.
Adiós, Rubby Pérez, tu estrella siempre brillará en nuestros corazones.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
