El Triste Final de Miguel Aceves Mejía: Un Ícono Olvidado de la Música Ranchera
Miguel Aceves Mejía, conocido como el “rey del falsete”, nació el 15 de noviembre de 1915 en Chihuahua, aunque algunos sostienen que su verdadero lugar de nacimiento fue El Paso, Texas.
Su vida estuvo marcada por la música desde temprana edad, influenciado por su entorno familiar y las tradiciones musicales de su región.
Su padre, Miguel Aceves, trabajaba como empleado ferroviario y su madre, Herminia Mejía, era originaria de Altos de Jalisco.
La tragedia llegó pronto a su vida, ya que su padre falleció cuando Miguel apenas tenía cuatro años.
Esta pérdida lo obligó a buscar maneras de contribuir al hogar, comenzando a trabajar desde joven.
Su primer empleo fue como vendedor de periódicos, lo que le permitió reunir algo de dinero para ayudar a su familia.
Sin embargo, fue en este periodo donde Miguel descubrió su verdadera pasión: la música ranchera.
Los mariachis recorrían las calles y él se sentía atraído por sus melodías, siguiendo a los grupos para cantar las canciones que interpretaban.
Con el tiempo, su amor por la música creció, y comenzó a trabajar como ayudante de mecánico en una empresa automotriz.
Allí, entre reparaciones, sus compañeros se maravillaban con su talento para cantar.
A pesar de enfrentar un grado de tartamudez, Miguel no permitió que esto lo detuviera.
Su dedicación y disciplina lo llevaron a participar en un concurso de canto, donde logró el primer lugar.
Como parte de su premio, se trasladó a Monterrey y consiguió trabajo en una estación de radio.
Esto marcó el inicio de su carrera musical, que despegó cuando se unió al trío Los Porteños.
A partir de ahí, comenzó a recorrer diversos estados de México, participando en programas de radio y consolidando su presencia en el mundo del espectáculo.
En 1936, Miguel Aceves Mejía fue contratado por una compañía teatral ambulante, lo que le permitió dar un paso más en su carrera.
En 1938, se unió formalmente al grupo Los Porteños y grabó su primer disco en Los Ángeles.
Su llegada a la Ciudad de México en 1940 fue un hito importante, ya que luchó por abrirse camino en la XEW, una de las estaciones de radio más importantes del país.
A pesar de los sacrificios, su talento pronto empezó a ser reconocido, y comenzó a cantar boleros y ritmos afrocubanos antes de dedicarse por completo a la música ranchera.
A partir de 1948, Miguel se enfocó exclusivamente en el género ranchero, y su carrera cinematográfica despegó tras la muerte de Jorge Negrete y Pedro Infante.
Participó en aproximadamente 60 películas, convirtiéndose en un referente de la música ranchera en el cine mexicano.
Su voz, reconocida por su singularidad y capacidad para alcanzar notas agudas, le valió el apodo de “rey del falsete”.
Grabó más de mil canciones a lo largo de su vida, abarcando todos los géneros folclóricos de México.
Miguel Aceves Mejía es recordado por su interpretación de canciones emblemáticas como “La Malagueña”, que se convirtió en su tema más representativo.
Además, fue el encargado de dar a conocer artísticamente a José Alfredo Jiménez, colaborando con Rubén Fuentes en una revolución musical que transformó la ranchera a principios de los años 50.
Su trayectoria no solo lo consolidó como un gran intérprete, sino que también lo posicionó como una figura clave en la historia de la música mexicana.
A pesar de su éxito, Miguel no alcanzó la misma mitificación que otros íconos de la época de oro de la música ranchera.
A diferencia de Pedro Infante y Jorge Negrete, quienes fallecieron en la cima de su carrera, Miguel vivió una larga vida, pero su legado fue injustamente relegado a un segundo plano.
Su humildad y sencillez, características que siempre lo acompañaron, le impidieron recibir el reconocimiento que merecía en su tiempo.
Miguel Aceves Mejía falleció el 6 de noviembre de 2006 en el Hospital Santa Elena del Distrito Federal, a la edad de 90 años.
Su salud se había visto afectada por una grave desnutrición y complicaciones debido a una neumonía.
A lo largo de su vida, Miguel demostró ser un hombre noble y generoso, siempre dispuesto a ayudar a los demás.
En una ocasión, mientras se preparaba para grabar en RCA, repartió 20 pesos a algunos jóvenes que le pidieron su autógrafo, asegurándoles que un disco les serviría más que cualquier cosa que él pudiera ofrecer.
Su legado musical es vasto y su influencia perdura en la música ranchera contemporánea.
A pesar de no ser tan reconocido como otros artistas de su época, su contribución a la música mexicana es innegable.
Miguel Aceves Mejía será recordado como uno de los grandes intérpretes de la canción ranchera, un artista que logró conectar con el público a través de su voz y su pasión por la música.
Hoy en día, su obra sigue viva en las interpretaciones de nuevos artistas que rinden homenaje a su legado.
La música de Miguel Aceves Mejía continúa resonando en el corazón de quienes aman la ranchera, y su historia es un recordatorio de que, aunque no todos los íconos reciben el reconocimiento que merecen, su arte y su influencia perduran a lo largo del tiempo.
Su vida, marcada por el esfuerzo y la dedicación, es un testimonio de cómo la música puede trascender barreras y tocar las vidas de las personas.
Así, Miguel Aceves Mejía se convierte en un símbolo de la riqueza cultural de México, un artista que, a pesar de las adversidades, dejó una huella imborrable en la historia de la música ranchera.
Su triste final no opaca su brillante carrera, y su legado sigue siendo celebrado por generaciones que encuentran en su música la esencia de la identidad mexicana.
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