¡El Drama Oculto de Vicky Hernández! Exilio Forzado en España y el Doloroso Abandono que Nunca Perdona su Hijo — “No Fui una Cobarde, Pero El Precio Fue Demasiado Alto”
Vicky Hernández, la emblemática actriz caleña que ha dejado una huella imborrable en la industria audiovisual colombiana, enfrenta hoy un capítulo doloroso que pocos conocen.
A sus 77 años, con una trayectoria que incluye títulos inolvidables como “La Mansión de Araucaima”, “Escobar, El Patrón del Mal” y “La Casa de las Dos Palmas”, Vicky sigue siendo una apasionada del arte dramático.
Sin embargo, detrás de su éxito y reconocimiento, se oculta una historia marcada por el miedo, la separación y el sacrificio.
En una reciente entrevista concedida a la Red Uno, la actriz relató un episodio traumático que la llevó a exiliarse durante nueve meses en España, una decisión forzada por amenazas de muerte que la obligaron a abandonar abruptamente su país y a su familia.
“Fue espantoso”, confesó con voz quebrada.
“Tuve que salir de una grabación de ‘Romeo y Buseta’ para subirme a un avión con lo que llevaba puesto, sin tiempo para despedidas ni preparativos”.
El origen de esta crisis fue su participación en un spot publicitario para la Unión Patriótica, una decisión que desató amenazas contra su vida en pleno auge de la violencia política en Colombia.
El exilio no solo significó un alejamiento físico, sino también un dolor emocional profundo, pues dejó atrás a sus hijos y a su entonces esposo, Gerardo Calero.
Su hijo menor, Juan Sebastián Calero, quien hoy es un actor reconocido por papeles en “Pandillas, Guerra y Paz”, tenía apenas cuatro años cuando su madre se vio obligada a partir.
“Eso fue algo que no se sanó nunca, no se perdonó”, reveló Vicky.
“Me fui a España y duré nueve meses, volviéndome loca por un niño de esa edad. Dejarlo así es abandono, y ese costo es invaluable”.
La actriz recordó con tristeza el vacío que dejó esa separación, un dolor que marcó tanto a ella como a su hijo y que aún resuena en sus vidas.
A pesar de esta experiencia desgarradora, Vicky Hernández insiste en que nunca fue una cobarde.
“Siempre he trabajado con seriedad, me he jugado el pellejo en cada papel, y aunque me falte ánimo, no tengo la angustia ni la necesidad de trabajar como antes”, afirmó con determinación.
Su honestidad y valentía al compartir estos recuerdos han conmovido a muchos, quienes reconocen en ella a una mujer que enfrentó circunstancias extremas con dignidad y coraje.
El exilio y el abandono forzado no solo marcaron un antes y un después en su vida personal, sino que también influyeron en su carrera artística y en su relación con la televisión colombiana.
“Sé que es difícil lograr trabajar como yo creería que debo hacerlo, pero siempre he sido fiel a mi pasión y a mi compromiso con el arte”, añadió.
El relato de Vicky Hernández es un testimonio conmovedor que pone en perspectiva los sacrificios que a menudo quedan invisibles detrás del brillo y la fama.
Su historia también refleja la complejidad de vivir en un país donde la violencia política puede cambiar destinos y separar familias de manera abrupta.
Mientras tanto, su hijo Juan Sebastián ha seguido los pasos de su madre en la actuación, pero la sombra de aquel abandono forzado sigue siendo una herida abierta en su historia familiar.
La actriz caleña, a pesar de las dificultades, continúa siendo un referente en la actuación, inspirando a nuevas generaciones con su talento y su resiliencia.
Su testimonio es un llamado a la empatía y a la comprensión hacia quienes han tenido que enfrentar decisiones imposibles por circunstancias ajenas a su voluntad.
El exilio de Vicky Hernández no solo fue un viaje físico, sino también un tránsito emocional lleno de incertidumbre y sacrificio.
Hoy, al mirar hacia atrás, ella reconoce el precio que pagó, pero también la fortaleza que ganó para seguir adelante.
“Lo hice por amor, por sobrevivir, pero el costo fue alto y el abandono de un hijo es algo que nunca se olvida”, concluyó con sinceridad.
Esta historia es un recordatorio poderoso de que detrás de cada artista hay una vida compleja, llena de luchas invisibles y decisiones desgarradoras.
El legado de Vicky Hernández trasciende su carrera; es la historia de una mujer que enfrentó el exilio y el dolor con valentía, dejando una huella imborrable en el corazón de quienes la conocen.
Mientras Colombia sigue disfrutando de su talento, también debe reconocer el sacrificio humano que hay detrás de cada escena y cada aplauso.
Porque no siempre la fama es sinónimo de felicidad, y a veces el precio del éxito es un dolor que nunca termina.
Vicky Hernández nos recuerda que el verdadero valor está en la honestidad con uno mismo y en la fuerza para seguir adelante, pese a las adversidades más duras.