El Último Adiós a Lisandro Meza: Recordando al Rey Sin Corona
El 23 de diciembre, la música sabanera y el folklore colombiano se vieron sumidos en un profundo luto con la partida de Lisandro Meza, un ícono de la música que dejó una huella imborrable en el corazón de miles.
A sus 86 años, Lisandro, conocido cariñosamente como el “Rey Sin Corona”, falleció en la Clínica Concepción de Sincelejo debido a complicaciones de salud derivadas de una isquemia cerebral y una hemorragia interna.
Lisandro Meza, oriundo del corregimiento de Los Palmitos en Sucre, nació el 26 de septiembre de 1937.
Desde temprana edad, mostró una pasión innata por la música, influenciado por su padre, quien le enseñó a trabajar en el campo y también lo llevó a tocar el acordeón.
Aunque su educación formal fue limitada, solo alcanzó hasta el sexto grado, su amor por la música lo llevó a aprender por sí mismo y a sumergirse en el mundo de la cumbia y el vallenato.
Su carrera musical comenzó a florecer cuando se unió a los Corraleros de Majagual, donde se destacó junto a otros grandes exponentes de la música tropical colombiana.
Sin embargo, fue su trabajo como solista lo que realmente lo catapultó a la fama.
A pesar de no haber ganado en el Festival de la Leyenda Vallenata, su popularidad creció rápidamente, y el público lo aclamó como el “Rey Sin Corona”, un título que reflejaba su inmenso talento y conexión con la gente.
A lo largo de su vida, Lisandro Meza no solo fue un músico excepcional, sino también un embajador de la cultura colombiana.
Su acordeón resonó en países como Ecuador, Perú, Bolivia, Chile, México y Paraguay, donde fue reconocido como el “Rey de la Cachaca”.
Sus letras, llenas de historias y emociones, tocaban las fibras del folklore latinoamericano, convirtiéndolo en una figura respetada y querida en el mundo de la música.
A pesar de sus éxitos, Lisandro también enfrentó momentos difíciles.
En 2008, fue arrestado por agentes del CTI de Barranquilla, acusado de ser el autor intelectual del asesinato de Isabel María Pérez Guzmán, una registradora que había tenido diferencias con su esposa, quien era candidata a la alcaldía de Palmito.
Aunque fue liberado cuatro días después, la experiencia dejó cicatrices profundas en su corazón.
Lisandro también tuvo una relación cercana con Pablo Escobar, el infame narcotraficante.
A pesar de su asociación, Lisandro siempre defendió que Pablo era una persona sencilla y humanitaria.
Sin embargo, su vida estuvo marcada por la controversia y los peligros que conlleva el mundo en el que se movía.
En una ocasión, fue retenido contra su voluntad en Ecuador, pero logró regresar sano y salvo a Colombia.
A lo largo de su carrera, Lisandro Meza inmortalizó numerosos éxitos, como “El Viejo Miguel”, “El Guayabo de la”, y “El Hijo de Tuta”.
Su música se convirtió en un símbolo de celebración, especialmente durante la época navideña, cuando sus canciones alegraban las fiestas y unían a las familias.
A pesar de ser conocido como el “Rey Sin Corona”, su legado musical lo convirtió en un verdadero rey en el corazón de su pueblo.
Lisandro también incursionó en el cine y la televisión.
Participó en la telenovela “Gallito Ramírez” y en la película “Mariposas”, dirigida por Pablo Escobar, que abordaba problemáticas colombianas.
Aunque la película fue prohibida en Colombia, logró ser transmitida en Venezuela, lo que le permitió llegar a un público más amplio.
A pesar de los desafíos que enfrentó, Lisandro siempre mantuvo a su familia en el centro de su vida.
Se casó con Luz María Domínguez, conocida como “La Niña Luz”, quien fue su musa e inspiración.
Juntos tuvieron siete hijos, y Lisandro siempre se esforzó por darles un buen ejemplo y transmitirles los valores que había aprendido a lo largo de su vida.
El legado de Lisandro Meza perdurará en la música sabanera y en los corazones de aquellos que lo amaron.
Su historia es un testimonio del poder de la música para unir a las personas y superar adversidades.
Aunque su acordeón se ha silenciado, su espíritu vive en cada nota de cumbia que resuena en las fiestas y celebraciones de Colombia.
En cada rincón del país, su música sigue siendo un símbolo de alegría y tradición.
Durante la época navideña, las familias colombianas se reúnen para disfrutar de sus canciones, recordando a un hombre que, a pesar de no tener una corona, reinó en el corazón de su gente.
Lisandro Meza será siempre recordado no solo por su talento musical, sino también por su humanidad y su amor por su familia y su cultura.
El último adiós a Lisandro Meza es un recordatorio de la fragilidad de la vida y de la importancia de celebrar a aquellos que han dejado una huella en nuestras vidas.
Su legado musical y su historia perdurarán por generaciones, inspirando a futuros artistas y recordando a todos que la música tiene el poder de trascender el tiempo y el espacio.
Así, mientras el pueblo sabanero llora la pérdida de su rey, su música seguirá sonando, y su espíritu vivirá en cada acorde, en cada baile y en cada celebración.
Lisandro Meza, el “Rey Sin Corona”, siempre será un ícono de la música colombiana, un verdadero embajador de la cultura que nunca será olvidado.
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