Los Hijos Ocultos de Rubby Pérez: Revelaciones y Misterios de una Vida de Amores y Música
Durante más de cuatro décadas, Rubby Pérez fue el ídolo de multitudes, conquistando corazones con su voz inconfundible y su presencia magnética en los escenarios.
Sin embargo, detrás del brillo de los reflectores y las ovaciones, su vida personal guardaba secretos que ni siquiera las canciones pudieron revelar completamente.
Entre amores, viajes y noches de bohemia, Rubby dejó un legado no solo en la música, sino también en su vida familiar, marcada por la existencia de siete hijos, algunos de los cuales permanecieron en el misterio durante años.
De los siete hijos que tuvo, cuatro nacieron de su matrimonio con Inés Antonia Lizardo, su compañera de vida durante casi 40 años.
Juntos construyeron un hogar sólido, enfrentando tanto la pobreza como la riqueza, y protegiendo a sus hijos de los escándalos.
Sulinka, Julia, Alberto y Rum Marielet crecieron entre bastidores y camerinos, acompañando a su padre en su carrera musical.
Sin embargo, la vida de un artista está llena de encuentros inesperados, y Rubby no fue la excepción.
Fruto de relaciones pasajeras, a veces intensas y otras fugaces, nacieron tres hijos más.
Uno de ellos, Ana Beatriz, fue el resultado de su relación con la diseñadora Michelle Reynoso, a quien conoció en 2001.
Ana Beatriz nació alrededor de 2009 y fue la menor de sus hijos conocidos.
El mayor misterio, sin embargo, rodea a su hija colombiana, cuya existencia se reveló apenas en 2024.
En una entrevista en una emisora colombiana, Rubby confesó que tenía una hija llamada Caseli o Kealí, fruto de un romance que comenzó en una playa de Colombia en los años 90.
Según contó, mientras paseaba por la playa con un walkman, un aparato popular en esa época, llamó la atención de una joven barranquillera.
La curiosidad de ella por el dispositivo los llevó a entablar una conversación, que rápidamente se transformó en una amistad y, poco después, en un romance.
Tras su presentación en Barranquilla, Rubby regresó a Nueva York, pero el destino los volvió a reunir en una famosa discoteca en Queens.
Allí retomaron su relación, y de ese amor nació Caseli.
Aunque Rubby nunca ocultó la existencia de su hija, tampoco la hizo pública, lo que convirtió su historia en un secreto que salió a la luz muchos años después.
Además de estos hijos, se rumorea la existencia de otro descendiente del cual se desconoce incluso el nombre.
Este misterio ha alimentado especulaciones y leyendas urbanas, añadiendo un aire de intriga a la vida del cantante.
A pesar de ello, Rubby siempre mantuvo una relación cercana con los hijos que reconoció, especialmente con Sulinka, quien lo acompañó en sus últimos momentos sobre el escenario.
El 7 de abril de 2025, Rubby Pérez subió al escenario de la discoteca Jets en Santo Domingo, como lo había hecho innumerables veces a lo largo de su carrera.
Vestido con su característico traje y gafas oscuras, cantó con la pasión que lo había definido siempre.
Sin embargo, esa noche sería la última.
En medio de su actuación, una tragedia inesperada puso fin a su vida, dejando un vacío en el mundo de la música y en los corazones de sus seres queridos.
La noticia de su muerte conmocionó a sus fans y al mundo artístico.
Su velatorio fue un evento multitudinario, al que asistieron figuras destacadas como el presidente de la República Dominicana y el cantante Juan Luis Guerra.
Pero más allá de las ovaciones y los homenajes, su legado más importante reside en sus canciones y en los hijos que dejó.
Rubby Pérez no solo fue un cantante excepcional, sino también un hombre marcado por el amor en todas sus formas.
Su vida, tejida entre canciones y silencios, es un testimonio de los altibajos de la existencia humana.
Aunque ya no está con nosotros, su música y su historia continúan resonando, recordándonos que, al final, lo que realmente importa son las conexiones que hacemos y el amor que dejamos atrás.
Adiós, Rubby Pérez.
Tu voz y tu legado vivirán para siempre en los corazones de quienes tuvimos el privilegio de conocerte, ya sea a través de tus canciones o de las historias que contaron aquellos que te amaron.
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