¡Asesinato a sangre fría! El trágico final de “B King”, ex de Marcela Reyes: ¿venganza o ajuste de cuentas? “Parece que la fama también tiene su precio… y no es barato”
El mundo del espectáculo colombiano y latinoamericano está de luto tras confirmarse la muerte violenta de Byron Sánchez Salazar, conocido artísticamente como “B King”.
Su cuerpo fue encontrado sin vida en Cocletlán, México, junto al de otro artista, Jorge Luis Herrera, alias “Regio Club”.
La noticia ha sacudido a la comunidad artística y a los fanáticos que seguían la carrera de estos talentos emergentes.
Los primeros reportes oficiales indican que los cuerpos presentaban signos de haber sido desmembrados, un acto brutal que deja entrever la crueldad de los responsables.
Lo más alarmante es que se encontró una “firma” en la escena del crimen, atribuida a la familia michoacana, una organización criminal vinculada al narcotráfico y conocida por su violencia extrema.
Esta información sugiere que el asesinato podría estar relacionado con actividades delictivas, aunque las razones específicas aún permanecen bajo investigación.
El caso ha generado una ola de especulaciones y teorías entre los medios y seguidores.
Según fuentes cercanas, ambos artistas fueron vistos por última vez el 16 de septiembre saliendo de un gimnasio en Polanco, Ciudad de México.
Desde entonces, desaparecieron sin dejar rastro, hasta que sus cuerpos fueron descubiertos varios días después, el 17 de septiembre, aunque la identificación oficial se confirmó hasta el 22.
Juan Camilo Gallego, manager de “B King”, declaró para Noticias Caracol que los artistas tenían planeada una reunión con empresarios, aunque evitó señalar directamente a estas personas como responsables, ya que no existe aún un pronunciamiento oficial por parte de las autoridades.
“No puedo decir que sean personas malas, pero tampoco quiero dar un falso testimonio o decir que fueron ellos o no”, comentó con cautela.
Esta declaración añade un nuevo nivel de intriga, pues insinúa que la víctima estaba involucrada en asuntos delicados.
La última ubicación conocida del teléfono móvil de “B King” fue a unos 45 minutos de Polanco, mientras que el hallazgo de los cuerpos ocurrió a una hora y veinte minutos del lugar donde fueron vistos por última vez.
Esta distancia y el tiempo transcurrido plantean muchas preguntas sobre qué ocurrió durante ese lapso y quiénes estuvieron involucrados.
Sorprendentemente, ni la hermana del cantante ni la DJ Marcela Reyes, quien fue pareja de Byron Sánchez, han emitido declaraciones públicas o se han pronunciado en sus redes sociales sobre la trágica noticia.
Este silencio ha generado aún más especulación y dolor entre los seguidores y allegados, quienes esperan respuestas y justicia.
Las autoridades mexicanas, a través de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, han iniciado una investigación formal para esclarecer los hechos.
Sin embargo, la complejidad del caso, unida a la posible implicación de grupos criminales, hace que el proceso sea delicado y peligroso.
La familia michoacana es conocida por su capacidad para operar con impunidad y violencia, lo que complica aún más la búsqueda de justicia.
Este hecho no solo pone en evidencia la violencia que azota a México y que muchas veces afecta a ciudadanos y artistas extranjeros, sino que también refleja los riesgos que enfrentan quienes se involucran, directa o indirectamente, con el mundo del narcotráfico y los negocios turbios.
“B King” y “Regio Club” parecían estar en el camino hacia el éxito musical, pero la sombra del crimen organizado truncó sus vidas de manera abrupta y cruel.
El impacto en la comunidad artística colombiana es profundo.
Marcela Reyes, una figura pública muy querida y respetada, ha perdido a un ser querido en circunstancias trágicas y violentas.
La ausencia de su voz pública hasta ahora podría interpretarse como un momento de duelo privado o una estrategia para manejar la situación con cautela, dada la peligrosidad del caso.
Este asesinato también pone en alerta a otros artistas que trabajan o viajan por regiones con alta incidencia de violencia.
La fama y el talento no garantizan seguridad, y la delgada línea entre el arte y el riesgo se vuelve cada vez más evidente.
En redes sociales, los seguidores han expresado su tristeza y solidaridad, mientras que algunos usuarios han cuestionado la falta de protección para los artistas en contextos peligrosos.
La noticia ha generado un debate sobre la responsabilidad de los gobiernos y las instituciones para proteger a quienes representan la cultura y el entretenimiento.
Mientras tanto, las investigaciones continúan, y el mundo espera que se esclarezcan los motivos detrás de este brutal asesinato.
¿Fue un ajuste de cuentas?
¿Un mensaje del crimen organizado?
¿O un trágico error?
La respuesta podría tardar, pero la memoria de “B King” y su legado musical permanecerán en el corazón de quienes lo admiraron.
Este caso es un recordatorio sombrío de que, detrás del brillo y la fama, existen realidades oscuras que pueden destruir vidas en un instante.
La tragedia de Byron Sánchez Salazar es un llamado urgente a reflexionar sobre la violencia que afecta a tantas personas, incluso a aquellas que solo buscan compartir su arte con el mundo.
En definitiva, el asesinato de “B King” es un capítulo doloroso que deja muchas preguntas sin respuesta y una herida abierta en la industria musical latinoamericana.
El tiempo dirá si se hace justicia y si la verdad saldrá a la luz, pero por ahora, solo queda lamentar la pérdida de un talento que se apagó demasiado pronto y de forma brutal.