¡Escándalo en Cajicá! Los hermanos de Valeria Afanador rompen el silencio y dejan al descubierto secretos que nadie quería escuchar: “Queremos seguir siendo seis, no cinco”
La muerte de Valeria Afanador ha conmocionado a Cajicá y al país entero.
Encontrada sin vida en el río frío muy cerca del colegio donde desapareció, la pequeña de apenas 10 años ha dejado tras de sí un vacío imposible de llenar y un sinfín de interrogantes que aún claman por respuestas.
Manuel Afanador, el padre de Valeria, ha sido una voz incansable en la búsqueda de justicia y verdad.
Desde el primer momento, no se conformó con la versión oficial ni con explicaciones superficiales.
Su lucha continúa para que las investigaciones no se detengan y se esclarezca la responsabilidad, especialmente la que podría recaer sobre la institución educativa donde desapareció su hija.
“Son momentos muy duros. Nuestra familia, los hermanitos de Valeria, están en un proceso muy difícil”, confesó Manuel en una entrevista exclusiva con Caracol Radio.
La pérdida de Valeria no solo ha golpeado a sus padres, sino que sus hermanos también están profundamente afectados.
Con lágrimas en los ojos, el padre relató cómo sus hijos repiten una y otra vez que querían abrazar a su hermana, que no querían ser cinco, sino seguir siendo seis, como lo eran antes de la tragedia.
Estas palabras desgarradoras revelan el dolor que atraviesa la familia Afanador, un dolor que no se puede medir ni con el tiempo ni con palabras.
“Ha sido realmente devastador para mí como padre mantener la esperanza hasta el último día de encontrar a la niña con vida”, confesó Manuel, dejando entrever la angustia y el sufrimiento que ha vivido desde aquel fatídico día.
Pero la historia no termina ahí.
El padre confirmó que sus otros hijos fueron retirados del colegio donde Valeria desapareció, una decisión que refleja la desconfianza y el miedo que ahora sienten.
La familia espera con ansiedad el avance de las investigaciones para que se establezcan sanciones contra el colegio, si se determina que hubo alguna responsabilidad en lo ocurrido.
Un dato que ha generado aún más controversia es la sospecha de que una tercera persona podría estar involucrada en la tragedia.
Manuel Afanador insiste en que, más allá de los resultados oficiales de la medicina legal, la investigación debe continuar hasta llegar al fondo del asunto.
Manuela Funador, familiar cercana, también ha expresado su preocupación por los videos que se han divulgado, donde se evidencian comportamientos extraños de algunos niños, incluyendo a Valeria.
Según ella, esto podría indicar que alguien la indujo a cruzar la cerca que divide el colegio de una zona muy cercana al río, lugar donde fue hallada sin vida.
Este detalle abre una nueva línea de investigación que podría cambiar todo lo que se creía hasta ahora.
El misterio detrás de la cerca y el comportamiento inusual de los niños en el colegio despiertan sospechas sobre lo que realmente ocurrió en esos últimos momentos de Valeria.
La comunidad de Cajicá está paralizada.
Padres, maestros y vecinos se preguntan cómo pudo suceder algo tan terrible y qué medidas se están tomando para evitar que otra tragedia como esta se repita.
La presión social sobre el colegio es inmensa, y la exigencia de transparencia y justicia es un clamor unánime.
Mientras tanto, la familia Afanador sigue enfrentando un duelo insoportable.
Cada día es una batalla contra el dolor, la incertidumbre y la desesperanza.
Sin embargo, su lucha por la verdad y la justicia no cesa.
“Queremos que se haga justicia, que se conozca toda la verdad y que nadie más sufra lo que nosotros estamos sufriendo”, afirmó Manuel con firmeza.
Este caso no solo ha expuesto la fragilidad de un sistema que debe proteger a los niños, sino también la fuerza de una familia que, a pesar del sufrimiento, no se rinde.
La historia de Valeria Afanador es un recordatorio brutal de que detrás de cada tragedia hay voces que claman por ser escuchadas, y que el silencio solo alimenta la injusticia.
En un mundo donde a veces las palabras se las lleva el viento, la familia Afanador ha demostrado que el dolor puede convertirse en fuerza y que la búsqueda de la verdad es un camino que no tiene vuelta atrás.
La pregunta que muchos se hacen ahora es: ¿qué se oculta tras los muros del colegio?
¿Quién realmente tiene la culpa?
Y más importante aún, ¿cómo evitar que una tragedia así vuelva a repetirse?
Lo que está claro es que la historia de Valeria Afanador ha dejado una marca imborrable en Cajicá y en el corazón de quienes la conocieron.
Y mientras sus hermanos lloran la ausencia de una hermana que ya no está, el mundo observa y espera que la justicia haga su trabajo, sin medias tintas ni silencios cómplices.
Porque, al final, el verdadero drama no es solo la pérdida de una niña, sino la indiferencia y el ocultamiento que podrían permitir que tragedias como esta sigan ocurriendo.
Y como bien dijo uno de sus hermanos, con una inocencia que duele: “Queremos seguir siendo seis, no cinco”.
Una frase que debería resonar en todos los rincones, recordándonos que detrás de cada número hay una vida, una historia y un amor que nadie puede borrar.