Antonio Espayat Rompe el Silencio: La Tragedia del Jet Set y las Verdades Ocultas
Hace once días, la República Dominicana vivió una de sus peores tragedias cuando el techo de la emblemática discoteca Jet Set colapsó, dejando un saldo devastador de al menos 27 muertos y más de 160 heridos.
En medio de la conmoción nacional, Antonio Espayat, dueño del establecimiento, finalmente ha decidido romper su silencio.
Su declaración llega en un momento crítico, marcado por la creciente presión pública y las especulaciones sobre su responsabilidad en el trágico evento.
La noche del colapso, el ambiente en Jet Set era festivo.
El merenguero Rubby Pérez estaba en el escenario, y cientos de personas disfrutaban de la música sin imaginar que estaban a punto de vivir una pesadilla.
A las 12:44 de la madrugada, el techo se desplomó repentinamente, convirtiendo la celebración en caos.
Los gritos de terror y el estruendo del concreto cayendo reemplazaron la música, dejando a los asistentes en estado de shock.
Los testimonios de sobrevivientes son escalofriantes; algunos reportaron haber visto partículas de polvo y escombros caer minutos antes del colapso, lo que sugiere que hubo señales de advertencia que fueron ignoradas.
Luis Grabeley, uno de los sobrevivientes, logró escapar por una puerta de emergencia mientras el peso del techo aplastaba a otros a su alrededor.
La escena fue descrita como una “pesadilla” por el manager de Rubby Pérez, quien lamentó la pérdida de vidas, incluyendo la de uno de sus músicos.
La magnitud de la tragedia obligó al gobierno dominicano a formar una comisión de expertos para investigar las causas del colapso.
Sin embargo, aún persisten muchas preguntas.
¿Hubo advertencias ignoradas?
¿Por qué el Jet Set continuó operando a pesar de los signos de deterioro?
El Jet Set había mostrado señales de problemas estructurales en el pasado.
Imágenes compartidas en redes sociales revelaron goteras y grietas visibles durante eventos anteriores.
A pesar de esto, el club siguió funcionando normalmente, recibiendo a cientos de personas cada semana.
Con el dueño del establecimiento en el centro del debate público, la pregunta sobre negligencia empresarial y responsabilidades se vuelve más urgente.
Espayat, enfrentando la presión del público y los medios, decidió enviar una carta al Ministerio Público en lugar de hablar directamente ante las cámaras.
En su misiva, se mostró dispuesto a colaborar con la justicia y a proporcionar toda la información necesaria para esclarecer lo ocurrido.
“Reafirmamos de forma solemne nuestro compromiso de atender cualquier requerimiento de esta procuraduría”, escribió Espayat.
Sin embargo, muchos se preguntan si estas declaraciones llegan demasiado tarde y si su compromiso es genuino o simplemente una estrategia para limpiar su imagen.
Mientras las familias de las víctimas comienzan a enterrar a sus muertos, la indignación crece.
Espayat expresó su dolor por lo ocurrido, afirmando que nunca fue su intención que algo así sucediera.
“Lo que ocurrió esa noche en el Jet Set ha sido lo más doloroso que he vivido en toda mi vida”, declaró.
Sin embargo, su silencio inicial ha dejado a muchos cuestionando su sinceridad.
¿Por qué no habló antes?
¿Por qué esperar hasta ahora, cuando las acusaciones de negligencia están en aumento?
El empresario también se refirió a las advertencias sobre el estado del local, reconociendo que se habían mencionado señales de deterioro.
“Sé que se han dicho muchas cosas sobre grietas y goteras, y eso es algo que necesito esclarecer”, afirmó.
Espayat enfatizó que no solo hay que asumir responsabilidades, sino también aprender de lo ocurrido para evitar futuras tragedias.
En medio de la tragedia, la situación política y social de la República Dominicana también ha salido a la luz.
La desconexión entre los ciudadanos y su capacidad de incidir en el futuro del país se ha vuelto evidente.
En las últimas elecciones, más del 40% de los dominicanos habilitados para votar no lo hicieron.
Este desinterés por la política ha permitido que se repitan errores del pasado y que tragedias como la del Jet Set se vuelvan posibles.
A medida que avanza la investigación, la familia de Virgilio Cruz, un teniente de la Policía Nacional fallecido en el colapso, ha presentado una demanda legal contra Espayat y su madre, Ana Grecia López.
Esta acción legal no solo apunta al empresario, sino también al Estado dominicano por presunta responsabilidad civil.
Esta demanda abre un frente legal que podría escalar a niveles aún más delicados.
Espayat, visiblemente molesto por la demanda, rompió su tono mesurado y expresó su indignación.
“Entiendo el dolor de la familia, pero no aceptaré que me traten como un asesino”, afirmó.
Su declaración ha generado reacciones mixtas en la opinión pública.
Algunos lo apoyan por dar la cara, mientras que otros lo critican por mostrarse defensivo y sin autocrítica.
La tragedia del Jet Set ha expuesto no solo la fragilidad de las estructuras físicas, sino también la vulnerabilidad de las instituciones en la República Dominicana.
La falta de supervisión adecuada y la ausencia de reformas en el código penal han llevado a que, si se comprueba negligencia, la pena máxima sea de apenas dos años de prisión.
Esta situación plantea interrogantes sobre la justicia y la rendición de cuentas en el país.
Mientras la investigación continúa, los nombres de las víctimas, incluido Rubby Pérez, han comenzado a ocupar un lugar en la memoria colectiva.
Aunque su legado musical es innegable, la atención mediática ha generado críticas sobre el enfoque en su figura en lugar de en las otras vidas perdidas esa noche.
Espayat ha señalado que muchas otras historias también merecen ser escuchadas, pero su defensa ha sido vista como un intento de desviar la atención.
En medio de este caos, la comunidad dominicana enfrenta un momento de reflexión.
La tragedia del Jet Set no solo es un recordatorio de la fragilidad de la vida, sino también un llamado a la acción.
La necesidad de exigir responsabilidad y justicia es más urgente que nunca.
La historia de esta tragedia apenas comienza.
Las investigaciones, las demandas y las discusiones sobre la negligencia estructural continúan.
La voz de Antonio Espayat ha sido escuchada, pero la pregunta persiste: ¿Está siendo sincero en sus declaraciones o simplemente intenta salvar su imagen pública?
Con cada día que pasa, la historia del Jet Set se convierte en un símbolo de lucha por la verdad y la justicia.
La comunidad espera respuestas, y las familias de las víctimas anhelan que su dolor no sea olvidado.
En este contexto, el futuro del país y la confianza en sus instituciones están en juego.
La República Dominicana necesita respuestas, y el tiempo para actuar es ahora.
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