La batalla silenciosa de Myrka Dellanos: un adiós lleno de dolor y esperanza
Myrka Bárbara de Llanos es mucho más que una periodista cubano-americana; es un símbolo de resiliencia y dedicación.
Nacida el 27 de mayo de 1965 en La Habana, Cuba, su vida ha sido un recorrido lleno de altibajos emocionales y profesionales que han marcado profundamente su historia personal.
Desde pequeña, Myrka emigró junto a su familia a Estados Unidos, enfrentando las dificultades propias de una familia inmigrante en Philadelphia, Pennsylvania.
Criada por una madre soltera fuerte y trabajadora, aprendió a ser independiente y a luchar contra las adversidades desde muy joven, lo que moldeó su carácter y determinación.
Su carrera periodística despegó tras graduarse en 1986 con un título en periodismo de la Universidad de Miami.
Comenzó trabajando para el Miami Herald y en radio, hasta que en 1992 fue elegida copresentadora del popular programa “Primer Impacto” en Univisión, donde se convirtió en una de las figuras más queridas de la televisión hispana en Estados Unidos.
Sin embargo, detrás del éxito profesional, Myrka cargaba con heridas profundas.
Su vida sentimental estuvo marcada por matrimonios fallidos y relaciones dolorosas que dejaron cicatrices difíciles de sanar.
Su primer matrimonio con el doctor Alejandro Loinás trajo la alegría del nacimiento de su hija Alexa en 1993, pero terminó en divorcio en 1998 tras descubrir secretos que quebraron su confianza y fe en el amor.
La preocupación por criar a Alexa en un hogar incompleto y la culpa por no poder protegerla de las tormentas emocionales la acompañaron durante años.
Posteriormente, sus matrimonios con David Matthews y Ulises Daniel Alonso también terminaron en fracaso, siendo este último especialmente traumático debido a episodios de violencia doméstica que llevaron a Myrka a una crisis mental profunda.
A pesar de estos desafíos, Myrka nunca dejó que el dolor definiera su vida.
Continuó su labor humanitaria y periodística, convirtiéndose en una voz importante para la comunidad latina.
Fue nombrada persona del año por la organización de periodistas iberoamericanos y embajadora de buena voluntad del Comité Internacional de Rescate, dedicando esfuerzos a causas como la violencia doméstica, la pobreza y la ayuda a refugiados.
Su faceta artística también aportó un respiro a su alma: el piano y el ballet se convirtieron en sus refugios, donde expresaba emociones que a menudo permanecían ocultas para el público.
En eventos benéficos, su música ha recaudado miles de dólares para organizaciones como Save the Children, demostrando que su compromiso va más allá de las cámaras.
En 2013, después de una pausa, regresó a la televisión con el programa “En la Mira” en Estrella TV.
Aunque el proyecto no alcanzó el éxito esperado, su pasión por el periodismo y su deseo de inspirar permanecieron intactos.
Incluso frente a fracasos, Myrka encontró fuerza para seguir adelante, apoyada en su fe y en el amor por su hija.
Su relación pública con el cantante Luis Miguel entre 2003 y 2005 fue otro capítulo de su vida que, aunque breve, dejó huella.
La presión de la fama y las agendas apretadas contribuyeron a la ruptura, pero Myrka siempre habló con respeto y cariño de aquel tiempo.
Hoy, tras un trágico diagnóstico que ha afectado su salud y su vida, su esposo ha decidido despedirse, un gesto que ha conmocionado a quienes siguen de cerca la vida de esta mujer valiente.
La noticia ha abierto una ventana a la fragilidad humana detrás de una figura pública que siempre mostró fortaleza.
Myrka Dellanos representa la lucha constante entre la luz y la sombra, entre el éxito y la pérdida, entre la esperanza y el dolor.
Su historia es un testimonio de que, aunque la vida puede poner obstáculos imposibles, la voluntad de seguir adelante y la capacidad de amar pueden dejar un legado imborrable.
En medio de la tristeza y el adiós, la figura de Myrka sigue siendo un faro para quienes enfrentan dificultades similares.
Su vida, marcada por la pasión, la lucha y la entrega, invita a reflexionar sobre la importancia de la resiliencia y la esperanza en tiempos oscuros.
El legado de Myrka Dellanos no solo se mide en premios o reconocimientos, sino en la inspiración que ha brindado a generaciones enteras, en la voz que ha levantado por los más vulnerables y en el amor incondicional hacia su hija Alexa, quien sigue siendo su mayor motivación.
Aunque el camino ha sido duro, Myrka continúa mostrando que el verdadero poder reside en la capacidad de levantarse una y otra vez, de transformar el dolor en fuerza y de mantener viva la llama de la pasión por la vida y el bienestar de los demás.
La despedida de su esposo marca un capítulo doloroso, pero también un momento para honrar la valentía y el espíritu indomable de una mujer que ha dejado una huella profunda en el corazón de quienes la conocen y admiran.
