EL TRISTE FINAL DE LOS RELICARIOS | De origen humilde, lograron el éxito y el reconocimiento

La música siempre ha estado profundamente ligada a los sentimientos humanos: enamorarse, festejar, sufrir.

Esta conexión es indiscutible, especialmente cuando hablamos de una generación de músicos que, aunque está próxima a extinguirse, ha dejado un legado imborrable en la historia musical colombiana.

Entre ellos, Los Relicarios se destacan como uno de los duetos más emblemáticos de la música campesina y carrilera de Antioquia, Colombia.

Su historia es un reflejo de talento, esfuerzo, bohemia y, finalmente, un triste desenlace que marcó el fin de una era.

EL TRISTE FINAL DE LOS RELICARIOS | De origen humilde, lograron el éxito y  el reconocimiento

Los Relicarios, conformados por José Muñoz y Germán Rengifo, surgieron en un contexto social y cultural muy particular.

Ambos nacieron en Antioquia en la década de 1930, en familias humildes y campesinas, donde la vida cotidiana estaba marcada por la simplicidad y la falta de lujos, pero también por la fortaleza y la alegría de vivir.

 

José Muñoz nació en 1931 en el municipio de Bello, y pasó gran parte de su infancia en Girardota.

Su familia, aunque modesta, fue muy unida y andariega.

Desde pequeño, José mostró interés por la música, influenciado por sus hermanos y por la música tradicional que escuchaba en las reuniones familiares.

Su madre, con gran sacrificio, le compró una guitarra y un instructivo para aprender a tocarla.

José practicaba en las madrugadas antes de ir a la escuela, demostrando una dedicación temprana que presagiaba su futura carrera.

 

Por su parte, Germán Rengifo nació en 1934 en Cañas Gordas, Antioquia.

Su talento musical fue cultivado en casa, bajo la guía de su madre, quien tenía una hermosa voz y le enseñó a cantar.

Germán comenzó a interpretar canciones acompañado por sus primas, conocidas como “las Bellanitas”, y a una edad temprana ya deleitaba a su familia con su voz.

Más adelante, se trasladó a Medellín para estudiar en Bellas Artes, aunque su espíritu rebelde y su pasión por la música lo llevaron a cantar en cantinas y calles para ganarse la vida.

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A inicios de los años 50, Germán comenzó a grabar como solista, alternando su carrera musical con trabajos en fábricas como Fabricato.

José Muñoz, por su parte, tuvo que abandonar la escuela primaria debido a la situación económica familiar, pero nunca perdió el interés por la música, que se convirtió en su pasión y medio de vida.

 

Ambos artistas se conocieron gracias a conexiones musicales y laborales, y aunque tuvieron algunos proyectos previos con otros compañeros, fue la unión entre José y Germán la que dio origen a Los Relicarios.

El nombre fue sugerido por el compositor Abel Díaz Correa, quien también les proporcionó sus primeras canciones para grabar.

 

Su música se basaba en la música “huesca” o carrilera, un género campesino que reflejaba las vivencias y emociones del público rural colombiano.

Aunque en sus inicios esta música era considerada como “música de borrachos” y de clases bajas, Los Relicarios lograron elevarla a un nivel de reconocimiento y popularidad que trascendió esos prejuicios.

 

Entre sus primeros éxitos se encuentran canciones como “Mujer sin corazón” y, especialmente, un tango llamado “Job, algo más”, compuesto por Arturo Díaz, que les otorgó fama y consolidación en la escena musical.

A lo largo de más de seis décadas, grabaron más de 2,500 canciones, muchas de ellas compuestas por ellos mismos, y trabajaron con diversas casas disqueras, dejando un vasto catálogo musical.

 

Sin embargo, detrás del éxito y la popularidad, la vida de Los Relicarios estuvo marcada por la bohemia, el alcohol y las dificultades personales.

Tanto José Muñoz como Germán Rengifo eran conocidos por su afición a la bebida, lo que en muchas ocasiones afectó su profesionalismo y les generó problemas.

te esperaré ( los relicarios) - YouTube

La bebida y la parranda eran constantes en su vida, y esto provocó que la relación entre ellos tuviera altibajos.

A pesar de su talento y química musical, la irresponsabilidad y los excesos llevaron a que se separaran en varias ocasiones, cada uno presentándose por separado con otros compañeros bajo el nombre de Los Relicarios.

 

No obstante, el público siempre los reconocía como los originales y pedía su regreso juntos, algo que lograron en varias ocasiones, demostrando que su unión musical era única e irrepetible.

 

A pesar de los reencuentros, la separación definitiva llegó con el fallecimiento de Germán Rengifo en 2017, a la edad de 83 años, en Medellín.

Su muerte puso fin a una era y a un dúo que había marcado profundamente la música campesina colombiana.

 

José Muñoz continuó su vida, pero la ausencia de Germán dejó un vacío imposible de llenar.

La frase “hasta que la muerte los separe” se cumplió de manera literal en su caso, y con la partida de Germán, se cerró el capítulo de Los Relicarios como dúo.

 

A pesar de los problemas personales y el triste final, el legado de Los Relicarios permanece vivo.

Su música sigue siendo escuchada y apreciada por nuevas generaciones, y su influencia en el género carrilero es incuestionable.

 

Con más de 2,500 canciones grabadas, muchas de ellas auténticas joyas que narran la vida, el amor, la tristeza y la fiesta del pueblo colombiano, Los Relicarios se han ganado un lugar especial en la historia musical de Colombia.

Los Relicarios con Jose Muñoz

Su historia es un testimonio de cómo el talento y la pasión pueden surgir de orígenes humildes y alcanzar el reconocimiento, pero también de cómo los excesos y las dificultades personales pueden afectar incluso a los más grandes.

 

La historia de Los Relicarios es un espejo de la vida misma: llena de éxitos y fracasos, alegrías y tristezas, encuentros y despedidas.

Su música, cargada de sentimiento y autenticidad, continúa emocionando a quienes la escuchan, manteniendo viva la memoria de dos grandes artistas que, a pesar de sus imperfecciones, dejaron una huella imborrable en la cultura musical colombiana.

 

Hoy, al recordar a José Muñoz y Germán Rengifo, celebramos no solo su música, sino también la pasión y el espíritu de lucha que los llevó a convertirse en leyendas.

Que su legado siga inspirando a quienes buscan en la música un reflejo del alma y la historia de un pueblo.

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