¡El abuelo lo dice todo! ¿Quién se llevó a Valeria Afanador? “Ya no pueden ocultarlo, la verdad está a punto de estallar”
El drama por la desaparición de Valeria Afanador ha escalado a un nivel de tensión insostenible para su familia y la comunidad.
A casi dos semanas sin noticias, el misterio se profundiza y las esperanzas se entrelazan con la angustia.
Manuel Afanador, abuelo paterno de Valeria, rompió el silencio en una entrevista con el medio El Tiempo, dejando entrever una verdad que hasta ahora había permanecido oculta o ignorada.
Según sus palabras, “ellos saben quién se la llevó”, una afirmación que ha despertado múltiples interrogantes.
El abuelo relató que, en el momento en que Valeria desapareció, se vio a un hombre alto y corpulento que se la llevó.
“Por ahí tienen los datos, pero están buscando su dirección”, aseguró Manuel, sugiriendo que las autoridades tendrían pistas concretas, aunque aún no se han materializado en resultados.
Además, describió que Valeria estaba jugando cerca de una cerca y que alguien desde el otro lado la llamó, captando su atención.
Esta versión apunta a un posible engaño o rapto, ya que la niña habría sido atraída hacia ese punto antes de desaparecer.
Sin embargo, en los primeros días, estas declaraciones no tuvieron la atención que merecían por parte de las autoridades, que manejaban otras hipótesis.
Se especuló que la niña podría haber caído en un río cercano o que se habría alejado voluntariamente por una calle aledaña.
Con el paso de los días, y tras intensas búsquedas, el cuerpo de bomberos descartó en un 95% que Valeria haya caído en algún río, debilitando esa teoría y dando paso a la posibilidad de una desaparición forzosa, tal como lo indicó Jorge Emilio, gobernador de Cundinamarca.
“Después de recorrer el río y las zonas boscosas varias veces sin encontrar nada, estamos convencidos de que esto se trata de una desaparición forzosa. No hay otra explicación”, afirmó el gobernador en una reciente entrevista.
Desde el día de la desaparición, las autoridades no han cesado en sus esfuerzos para encontrar a Valeria.
Inicialmente, el rango de búsqueda abarcaba 4 kilómetros en cada dirección desde el colegio donde fue vista por última vez, pero ante la falta de resultados, este rango se amplió a 10 kilómetros.
La semana pasada, se llevó a cabo un Consejo de Seguridad en Cundinamarca con la participación de todos los organismos operativos de la región.
En esta reunión, se solicitó la creación de una cápsula investigativa con el Centro de Diagnóstico, Tratamiento e Investigación (CDTI), con la esperanza de avanzar en la investigación.
La familia y la comunidad depositan ahora su fe en las autoridades para que puedan revelar información que ayude a esclarecer el paradero de Valeria y a capturar a los responsables de su desaparición.
Mientras tanto, el abuelo Manuel insiste en que la verdad está más cerca de lo que parece y que quienes tienen la información ya saben quién se la llevó.
Su revelación abre una puerta que podría ser la clave para resolver este caso.
El silencio inicial ante sus palabras ha generado controversia y ha hecho que muchos cuestionen la eficiencia y transparencia en la investigación.
¿Por qué no se actuó con mayor rapidez ante esta pista?
¿Qué impide que se avance con mayor contundencia?
La desaparición de Valeria ha conmocionado a todo el país, y la presión social exige respuestas claras y acciones inmediatas.
Cada día que pasa sin noticias aumenta la desesperación y el miedo por la seguridad de la niña.
En redes sociales, la comunidad se ha unido en campañas de búsqueda y difusión, compartiendo información y pidiendo justicia.
El caso ha generado un movimiento de solidaridad que no cesa, con la esperanza de que Valeria pueda regresar a casa sana y salva.
Este caso también pone en evidencia la importancia de escuchar a las familias y testigos desde el primer momento, ya que su conocimiento puede ser vital para la resolución de casos tan delicados.
Por ahora, la incertidumbre continúa y la búsqueda no se detiene.
La verdad sobre quién se llevó a Valeria Afanador está ahí, esperando ser descubierta, y el abuelo ha dejado claro que el secreto no permanecerá oculto por mucho más tiempo.
La sociedad sigue atenta y exige que se haga justicia, que se proteja a los niños y que se garantice la seguridad en las comunidades.
La desaparición de Valeria es un llamado urgente a fortalecer los mecanismos de protección y respuesta.
En definitiva, esta historia es un recordatorio doloroso de la vulnerabilidad de los más pequeños y de la necesidad de actuar con rapidez y transparencia ante cualquier indicio.
Mientras la investigación avanza, la esperanza de encontrar a Valeria viva permanece intacta, alimentada por las palabras de su abuelo y el compromiso de quienes buscan la verdad.
El tiempo corre, y cada hora cuenta.
La pregunta que todos se hacen es: ¿quién se la llevó? La respuesta podría estar más cerca de lo que imaginamos, y pronto, la verdad saldrá a la luz.
